1915: Los caminos del progreso - BOSQUE ALEGRE

INAUGURACIÓN DEL CAMINO ENTRE SAN ROQUE Y ALTA GRACIA

                                                                                                    por Jorge Enrique Etchevarne

        El domingo 1º de agosto de 1915, una caravana de automóviles llegó a Villa Carlos Paz promediando la mañana. Se trataba de una comitiva oficial integrada por alrededor de cincuenta personas que participaban de un importante evento.

Hacía apenas ocho meses que el gobernador Ramón José Cárcano había estado aquí , inaugurando la primera sección del camino a Villa Dolores por las Cumbres de Achala. Y ahora volvía con el propósito de inaugurar el camino que comunicaba el sur del valle de Punilla con el valle de Paravachasca, atravesando la cumbre de las Sierras Cicas. La obra formaba parte de la red vial ejecutada durante su administración, bajo la dirección del ingeniero Arturo Pagñiari.

Los automóviles llegaron a la finca “Las Margaritas” de Don Carlos Paz, y allí los conductores detuvieron la marcha porque el Jefe Político los esperaba con un refrigerio reparador que les cayó muy bien a esa hora del día.

Poco después, continuaron su marcha hacia Bosque Alegre. He aquí la crónica periodística:  


Diario “Los Principios”, 3 de agosto de 1915



Diario "Los Principios", 3 de agosto de 1915

CAMINO A LAS CUMBRES 

Su inauguración

 

Se efectuó el domingo la inauguración de una sección del camino a Las Cumbres.

La comitiva oficial, instalada en veinte automóviles, a los que se agregaron varios otros particulares, estaba constituida por el Poder Ejecutivo, numerosos senadores, dipu­tados, altos empleados, jefes de reparticiones, miembros de la prensa y algunas otras personas.

 A las 9 se dio la señal de partida. La larga y animada columna partió de la ciudad en pintoresca fila indiana, que seguramente detuvo su pacífica gira dominguera a más de un acicalado y garboso peatón.

 Por el espléndido camino a San Roque se llegó a la finca del señor Carlos Paz, donde se hizo alto un instante, siendo galantemente obsequiados con un ligero lunch, oportuno para satisfacer el momentáneo apetito que despertaría, quizá, el vivificante aire de la sierra, y algunos barquinazos traidores.

 Enseguida se partió hacia Bosque Alegre y Alta Gracia, inaugurando con ello esta sección del camino. La vía en cuestión es amplia y bien trazada; en ella se ha llegado a los 1.885 metros de altitud, sin emplear pendientes mayores de 9 por ciento., siendo por ello accesible a toda clase de vehículos. Llena así una verdadera necesidad del Departamento Santa María , cooperando con mucha eficacia a su vida floreciente. 

Es por eso laudable en ese sentido la acción gubernativa, que al mejorar notablemente la vialidad de la provincia, contribuye, por medio de este factor, a que la civilización y el progreso, como pulpos gigantescos, irradien sus tentáculos en evidente provecho de los pueblos y comunas que sientan su abrazo.

El trayecto, interesante y accidentado, adquiere su mayor belleza al atravesar la cumbre de la Sierra Chica, bajando después en atrevidas curvas por emocionantes vericuetos, que más de una vez colocaron en apuros la pericia de los chaffeurs, haciéndoles detener la vertiginosa carrera de los autos ante la repentina aparición de una brusca revuelta o de una intempestiva pendente, mientras el estentóreo roncar de los motores alteraba con su eco la majestuosa tranquilidad de la montaña.

Entre 12 v 1 empezaron a llegar al Sierras Hotel de Alta Gracia los excursionistas, retrasados algunos por culpa de inconsiderados neumá­ticos, que no respetaron los privile­gios de varios legisladores, por la “panne” inevitable en largos accidentados twiycct.es, que torturó más de un buen apetito.

Aacto continuo, se sirvió un almuerzo al que hicieron lucido honor les comensales, en franco ambiente de camaradería, salpicado por los oportunos comentarios y manifestaciones de estilo.

 Después se dispersaron en grupos, por galerías y terrazas, alternando en amables conversaciones con varias familias conocidas, visitándose también el Casino, a donde el cronista no se atrevió a penetrar, temeroso de ver trocar alguna beatífica y satisfecha fisonomía en gesto amargo, por obra y gracia de la caprichosa rueda.

 Finalmente, a la oración, inicióse el regreso, llegando los excursionistas sanos y salvos, polvorientos y satisfechos, después de un día de agradables expansiones.

 

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