1915-1928: El fervor religioso de un pueblo

1915 - Fiesta Popular en San Antonio de Aerredondo                          

Hacía apenas un mes que habíase inaugurado la capilla del pueblo Carlos Paz, y, según las crónicas de la época, el edificio carecía de lo más elemenal para oficiar misas; entre elllo, los bncos para los concurrentes.

Las donaciones prometidas durante el acto de habilitación, el 3 de enero anterior, habían sido de palabra; aún faltaban llegar. Además, no había cura asignado al nuestro pueblo.

Por este y otrosl motivos, las celebraciones religiosas continuaban realizámdose en la capilla de San Antonio de Arredondo, a donde confluían los pobladores de una amplia zona del sur de Punilla, incluídos quienes vivían en Villa Carlos Paz.

He aquí un interesante relato, muy descroptiva de la fiesta popular que se llevó a cabo el 3 de febrero de 1915 en San Antonio de Arredor, enviado por un colaborador del diario La Voz del Interior y publicada por este medio de Córdoba. En él figuran los nombes de reconocidas familias que veraneaban en nuestra incipiente villa turística, y de las cuales, muchas mujeres se destacaron por su participación.




Diario "La Voz del Interior, 5 de febrero de 1915.

Desde San Antonio (Punilla) —

Febrero 3.

Es tradicional en esta región las fiesta a la Virgen del Valle que celebran en su capilla los beneméritos PP. Franciscanos, y más de una vez había oído ponderar el “cachet” de devoción que inspiraba a los numerosos concurrentes de aquella ciudad y de los valles y montañas de la Punilla, Santa María y Sierra Grande. Pude comprobar de "visu” que no se había exagerado.

Desde el día 1°, víspera de las fiestas, veía desfilar familias enteras cabalgando, en coches y mulas, vistosamente aparejados. A lo lejos, poniendo la nota clare de sus vestidos sobro el fondo oscuro del paisaje, y desfilando unos en pos de otros por loe estrechos cominos de los faldeos (…) entregadas a su labor.

Poco a poco, a medida que se aproximaban, acentuaban los perfiles varoniles, musculosos, firmes jnetes; y los más delicados contornos femeniles, cabalgando cual avezadas amazonas “sSensa alforjas” de chillones coloros y alguna muía carguera ma­nifestaban la intención de perma­necer algunos días lejos del hogar.

El eco do las campanas y el esta­llido de las bombas conmovieron después las quebradas de las alerras, saludando el nuevo día, levantando entusiasmos y despertando alegría.

Desde muy temprano, la gente concurría a la modesta capilla de San Antonio. Las confesiones y comuniones se multiplicaban en cada misa.

A las 9 y media empezó la misa solemne. La concurrencia desbordaba, tri­plicando el número de los que cabían en el templo. Las dos sacris­tías, pretil, todo estaba lleno.

Una sorpresa fue para mí la exis­tencia de una orquesta en estas al­turas. Pude deslizóme hasta el coro, no sin violar la consigna, que veda el ingreso a los profanos; pero yo aplico a los periodistas aquello de Ovidio: *‘pic; tpribus ,atque poetis samper fuit ajqua potes tas”.

Y allí tuve una segundó sorpresa. Creía encontrarme con amables señoritas venidas “ad hoc” de las villas veraniegas comarcanas, y que fueron sus frágiles dedos quienes modulasen el gemir de violínes, violoncello, flauta y “armónium”.  Pera no; eran los mismos frailes, que con dominio del arte por mí no sospechado, desempeñaban por igual; canto y orquesta.

Mi aludida desilusión resultó ampliamente compensada, y no cumplía convencionales deberes de cortesía social, sino que rendía justicia al mérito cuando, después de la misa, felicité a los valientes artistas.

La función de la tardé consistía en la bendición con el Santísimo y procesión. Este último número fue el más pintoresco de todo el programa.

Constituían el marco, por un lado, la sierra cubierta de vegetación desde su pie hasta la cima; por otro lado, el rio, cuyas aguas transparentes, cristalinas, se deslizaban rumorosas sobre el límpido lecho de piedras. Esos paisajes conducían a la Virgen del Valle.

Un cielo de tonos azules, salpicado de blancas nubes, y un suelo alfombrado de esmeralda, completaba el fondo del cuadro en el que se movían centenares de piadosos romeros,

Los hombres conducían en hombros las andas de San Antonio y de la Virgen. Las mujeres entonaban cantos piadosos.

Un ambiente de fé, de fervor, se filtraba por los ojos, llegaba hasta el alma, y se sentía renacer, conmoverse viejas añoranzas de días azules, recuerdos muy blancos de un tiempo mejor.

Un numeroso grupo señoritas tenía a su cargo la parte musical. De trecho en trecho deteníase la procesión, y con acompañamiento de “armónium” y violín, que tocaban las señoritas Carmen y María Obregón, se entonaban fervientes plegarias en que, al fervor de la fe, sumaba las bellezas del arte. Constituían el coro las señoras Sara Novillo Cáceres de Morra y María Ignacia de la Vega de Olmedo; señoritas María Teresa y Angélica de la Vega, Elena Moroni, Justa Garzón, Lidia Carranza, y Carmen y María Obregón, magistralmente acompañadas al “armónium” por la señorita María Teresa de la Vega, que vinieron expresamente de la villa veraniega que el señor Carlos Paz ha fundado en Los Puentes.

Sería injusto si no consignase un aplauso para los Padres que dirigieron la palabra al pueblo.

El panegírico de la misa fue predicado por un sacerdote joven, el R.P. Rogelio Cargnel, si mi memoria no me es infiel. Fue una pieza de corte clásico.

El sermón de la tarde, que estuvo A cargo del M.R.P. Fray Julián B. Lagos, ex ministro provincial, ofrecía la novedad de ser predicador en pleno campo, pues la concurrencia no cabía en el templo ¿Qué mejor púlpito que un gran peñasco?

El auditorio: distribuido al azar, descansando al pie de un árbol, sentado sobre el musgo, recuerda algo de la predicación de Jesús en Cafarnaum y Tiberiades. La palabra vuela más libre, el panorama coopera con si espiendideez. No es extraño por tanto que así el creador, como los oyentes, dominados por dulces emociones, depositaran su amor, su fé, al pie del trono de María, proclamándola Madre y formulando propósitos de ser hijos dignos.

Señor Director: ¿Resulta larga mi correspondencia? Tijeras y canastos tiene toda redacción de diarios. Solo puedo pediros que vuestra benevolencia se acredite con quien por anticipado os absuelvo de culpa y pena.

                                                                            VIAJERO



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