1914: "Llegó el correo!" Inicios del Servicio Postal

                                                                                                                por Jorge Enrique Etchevarne



      Hasta fines del siglo XIX, los habitantes del valle de Punilla vivían en relativo aislamiento y notoriamente retrasadas en su desarrollo con respecto a las dinámicas localidades de las zonas agrícolas.

Repartida en estancias, la dispersa población tenía la ganadería como su principal sustento económico, y aunque la riqueza minera era notable, de extraerla, no había forma de llevarla a los centros industriales.

Pequeños poblados se distribuían a lo largo del valle, vinculados por tortuosos caminos recorridos por arrieros provenientes del noroeste que llevaban productos regionales a la capital, sorteando la agreste geografía.

Así las cosas, el valle de Punilla permanecía al margen de la revolución productiva que, en la llanura pampeana, había disparado la llegada del ferrocarril en 1870.

Pero un día todo cambió. En 1884 el gobierno decidió construir un dique en la quebrada del rio Primero para irrigar los altos de Córdoba.

Cientos de trabajadores de toda clase y origen convergieron en el lugar de las obras, y con pico, pala y dinamita horadaron la montaña como un ejército de hormigas excitadas por la proximidad de una tormenta.

El frenesí humano duró cuatro años, y, finalmente, en 1890 la presa estaba terminada. Un espejo de agua cubrió el valle de San Roque y el pueblo homónimo que se levantaba entre dos ríos fue borrado, literalmente, del mapa.

Detrás del dique irrumpió el ferrocarril, y la vida de los serranos cambió para siempre. A partir de 1892 los trenes movilizaron la riqueza dormida y los acercaron, como un rayo, a la gran ciudad.

Enseguida llegaron los emprendedores que plantaron las semillas de icónicas villas turísticas que surgieron aquí y allá, ganando rápidamente el interés de veraneantes de todo el país.

El correo y el telégrafo, que llegaron de la mano del ferrocarril, fueron factores esenciales de progreso para las jóvenes comunidades, y servicios invalorables para los veraneantes.


 EL SUR TAMBIÉN EXISTE

     Mientras se construía el dique San Roque, Rudecindo Paz, un conocido ganadero que frecuentaba los círculos del poder, dejó en manos de su hijo Carlos los destinos de su estancia “Santa Leocadia”, que pronto sería reducida en extensión por la inminente formación del lago.

Y en este momento y lugar comenzó la historia de muestra villa, que hoy reconocemos como una gran ciudad, pero que entonces, en la década de 1890, apenas era un paraje sin relevancia, un lugar de paso, un caserío al borde del camino que rodeaba el lago, en cercanía de los puentes construidos para sortear las aguas del rio San Roque.

Nuestro pueblo, así como todo el sur de Punilla, no fue alcanzado por la línea ferroviaria y quedó marginado del vertiginoso desarrollo que experimentaban las localidades situadas al norte.

Carlos Nicandro Paz, interesado en promover su villa como sitio veraniego, entendió que, además de buenos caminos, agua corriente y casas cómodas, los veraneantes, muchos de ellos venidos de lejos, necesitaban contar con medios de comunicación modernos.

La oportunidad de conseguirlos llegó en 1913, cuando fue designado Jefe Político del Departamento Punilla, merced a sus buenas relaciones con el gobernador electo, Ramón José Cárcano. Carlos Paz asumió el cargo el 30 de junio de ese año.

La sede administrativa de la Jefatura Política se encontraba en la Villa de Cosquín, cabecera del Departamento Punilla, donde compartía instalaciones con las autoridades policiales y judiciales.

Pero Carlos Paz no tenía intención de atender los asuntos inherentes a su cargo en Cosquín, sino ejercer la jefatura desde su finca “Las Margaritas”. Obviamente, para hacer esto contaba con el aval del gobernador.

En consecuencia, decidió nombrar a una persona de su confianza como secretario de la jefatura, para que se ocupara de las tareas que no requerían de su presencia. Su elección recayó sobre Alfredo Gusmerotti, que era de Cosquín, y que asumió el 5 de julio.

Carlos Paz podía continuar con la rutina en su villa-estancia, cuidando de cerca sus intereses, y desplazarse hasta Cosquín solo cuando fuera necesario.

De esta manera comenzó su gestión, en la que puso mucha energía y dedicación en sus primeras actividades. Entre el 8 y el 12 de julio de 1913, realizó una gira de inspección por el Departamento, acompañado por el Comisario General, y a su regreso, elevó un informe al ministro de gobierno, Justino César, detallando cuál era la situación que encontró en cada punto que visitó.

Pero en su estrategia de conciliar el interés público con el privado, se le presentó una dificultad que fue creciendo con el correr de los meses.

La Villa de Cosquín estaba vinculada con las demás poblaciones importantes de Punilla y con la ciudad de Córdoba por el ferrocarril. Las cartas, los requerimientos, las consultas, los informes, los documentos, en fin, todo aquello que fuera por escrito, llegaban a Cosquín o salía de allí en el furgón postal.

A su vez, las oficinas telegráficas que había en casi todas las estaciones, cursaban los mensajes que tenían prioridad o urgencia, con destino a la jefatura.

En resumen, todas las comunicaciones oficiales convergían en la sede administrativa de Cosquín. En cambio, el pueblo de Carlos Paz no solo se hallaba alejado de la línea ferroviaria; tampoco contaba con servicio postal ni telegráfico.

 Entonces, ¿cómo hacía Carlos Paz para mantenerse comunicado con su secretario, con los jefes policiales, con los jueces pedáneos, con los funcionarios de gobierno en la capital, etcétera?

A esta pregunta solo caben especulaciones, porque no hay registro ni constancia de cómo lo hacía.  Lo más probable es que una persona hiciera de correo entre Cosquín y Los Puentes, siguiendo el camino que unían ambas poblaciones.

Así parece resuelto el problema, pero en términos prácticos, este medio era ineficiente y, sin duda, afectaba su desempeño en la función pública. La correspondencia era recibida por el jefe político con mucha demora. Así consta en sus acuse de recibo enviados en respuesta.


 GESTIÓN Y LOGRO

Hacia fines de 1913, quizás apremiado por esta situación, nuestro fundador indagó sobre la posibilidad de contratar una persona para que hiciera el servicio de correo a caballo entre la estación Cassafousth, donde se encontraba la estafeta postal, y Los Puentes.

El ministro de Gobierno le sugirió que propusiera a una persona para cumplir el servicio, y el gobernador resolvería.

El 4 de febrero de 1914, siguiendo las indicaciones del ministro, elevó una nota en la que propuso designar a Don Secundino Domínguez como cartero de este servicio. La nota decía:

 

Los Puentes, febrero 4 de 1914

 

A S.S. el Señor Ministro de Gobierno, Justicia, Culto e Instrucción

Dr. Justino César S/D

Córdoba

 

Atento a lo manifestado por S.S., propongo a Don Secundino Domínguez para el puesto de cartero desde Cassafousth hasta Los Puentes. La persona indicada es de buenos antecedentes y vecinos de esta localidad. Saludo a S.S. con su mayor consideración.

                                                                            Carlos Paz

 A continuación, el gobernador Cárcano escribe de puño y letra:

Departamento de Gobiernos, Córdoba, febrero 17 / 914

Contéstese al Jefe Político de Punilla que se le autoriza para invertir la suma mensual de cincuenta pesos m/n. en abonar a un correísta que distribuya la correspondencia entre las poblaciones de Cassafousth y Los Puentes, hasta el 30 de abril del corriente año. Comuníquese y archívese.                                                                               

                                                                                                             Cárcano


Fuente: Archivo de Gobierno. Jefaturas Políticas. Departamento Punilla.

Como vemos, el gobernador no solo le autorizó la contratación de la persona propuesta; también le asignó un pago mensual para sostener el servicio, dinero que saldría del presupuesto asignado a la jefatura. Sin embargo, el servicio se cumpliría por corto tiempo, ya que se trataba de una autorización transitoria hasta fines de abril.

Seguramente, la resolución no llenaba las expectativas de Carlos Paz, ya que, obviamente, él deseaba la continuidad del servicio durante todo el año; pero, para conformarlo, recibió la promesa de que el servicio sería incluido en las próximas licitaciones de mensajerías y correos a caballo.

El 14 de febrero, Carlos Paz informó al ministro que, ese mismo día, Secundino Domínguez había iniciado su tarea de “correísta”. He aquí la nota elevada por Carlos Paz:

Los Puentes, febrero 14 de 1914

A S.S.  el Sr. Ministro de Gobierno

Dr. Justino César

S/D

Córdoba

 Comunico a S.S. que con esta fecha se hizo cargo del correo a caballo Don Secundino Domínguez, para llevar y repartir la correspondencia desde la estación Cassafousth a Los Puentes.

Saludo a su señoría con su mayor consideración

                                                          Carlos Paz 

Fuente: Archivo de Gobierno. Jefaturas Políticas. Departamento Punilla.


    De esta manera, Domínguez se convirtió en el primer cartero que tuvo nuestra villa; por breve tiempo, es cierto, pero lo fue; y esta fecha debe considerarse como el inicio del servicio postal.


INICIO DEL SERVICIO REGULAR DE CORREO

El 27 de noviembre de 1914, el Gobierno llamó a licitación para subvencionar los servicios de mensajerías y correos a caballo durante el año 1915. En el expediente Nº 43 “L”, se incluyó, por primera vez, el servicio de correo a caballo entre la estación Cassafousth y Los Puentes, cumpliéndose así el deseo de Carlos Paz.

 

Fuente: Archivo de Gobierno. 
Licitación de Mensajerías y Correos a caballo.

Se presentaron dos propuestas; una de José Ceballos, y otra de Serapio Yánez, ambos empleados de confianza de Carlos Paz.

El primero ofreció cumplir el servicio haciendo un viaje diario a la estación del dique para recoger la correspondencia que hubiese, y repartirla. Por este servicio Ceballos pidió $65 mensuales.

Por su parte, Yánez propuso hacer lo mismo, o sea, un viaje redondo diario, pero utilizando un “sulky”, cobrando por ello $50 mensuales.

En este último caso, llama la atención el empleo de un “sulky”. Seguramente Yánez pensaba utilizarlo para trasladar pasajeros a la estación de ferrocarril o, de regreso, traerlos al pueblo. Como es de suponerse, la propuesta de Yánez fue la elegida. Así lo dispuso el gobierno en su Decreto Nº 4871 del 21 de enero de 1915. De esta manera comenzó, oficialmente, el servicio postal que llegaba al pequeño pueblo de manera regular durante todo el año.


Aquí vale una observación: no era habitual que los correos a caballo prestaran servicio con una frecuencia diaria, ya que, en la mayoría de los casos, cuando se trataba de un pueblo con pocos habitantes, como lo era el nuestro, apenas contaban con uno o dos viajes por semana.

      Ello tenía su justificación en el hecho de que Carlos Paz era, después de todo, un funcionario de gobierno, y debía asegurarse una fluida comunicación con sus superiores y subalternos.

     Además, no solo se favorecía él. El servicio de correo también beneficiaba a los residentes del pueblo y, sobre todo, a los veraneantes, muchos de ellos hombres de empresa que necesitaban mantenerse al tanto de sus negocios en la ciudad, o comunicarse con sus familias cuando se ausentaban y estas permanecían en la villa durante toda la temporada. Este aspecto era del mayor interés para Don Carlos y el futuro de su villa veraniega.


YÁÑEZ Y SU EXTRAÑO INFORME

       A comienzos del nuevo año sucedió un hecho llamativo. El 5 de enero de 1916 Serapio Yánez solicitó al encargado de la estafeta de la estación Cassafousth, que le extendiera un certificado para dejar constancia de su buen desempeño en el cumplimiento del servicio, lo que el funcionario hizo, estampando su sello al pie.

La nota, que se reproduce a continuación, también fue rubricada por Carlos Paz, siendo su aval una garantía de veracidad para quien la leyera.


ACLARACIÓN: El encargado de la estafeta cometió un error al consignar el año al que se hacía referencia, escribiendo “1916” en lugar de “1915”. Estos errores se cometen con frecuencia cuando se inicia un nuevo año.

¿Por qué razón Serapio Yánez hizo este pedido? Al parecer, y considerando los hechos que siguieron, era su intención dejar de prestar el servicio, pero antes de hacerlo, quería contar con una constancia sobre su buen desempeño.

El 31 de enero envió una nota al ministro, informándole que, desde hacía algún tempo, no le estaba siendo entregado el correo, y que tampoco había recibido respuesta a sus oportunos reclamos. En ls misms nota adelantaba que el 5 de febrero siguiente dejaría de prestar el servicio.

Más allá de su argumentación, el contrato de Yánez vencía en pocos días más, y dado que él no se había presentado a la licitación del 3 de diciembre, era obvio que, desde al menos esa fecha, había decidido dejarlo.

El 3 de febrero el gobierno otorgó la concesión a Secundino F. Domínguez, el mismo que había iniciado el servicio en 1914. Se le concedió una subvención de $50 mensuales para hacer un viaje redondo diario, tal como se venía cumpliendo.

El 17 de mayo asumió el nuevo gobierno, y aunque entre sus primeras medidas hubo algunas cancelaciones, el servicio de correo a Los Puentes no fue alterado; pero era una cuestión de tiempo.

Días antes de que Cárcano dejara el poder, Carlos Paz renunció a la jefatura política, y atrincherado en su pueblo-estancia, se preparó para enfrentar la embestida radical.

Transcurrieron algunos meses de calma administrativa mientras los nuevos funcionarios ordenaban sus escritorios y pergeñaban las medidas de fondo.

 

AÑO 1917, LLEGAN LOS CAMBIOS

El 26 de diciembre de 1916, el nuevo gobierno llamó a licitación para los servicios a correrse durante 1917. En lo referente al correo entre Cassafousth y Los Puentes, se dispuso una reducción de los viajes, pasando de siete (7) a solo tres (3) por semana.

Si bien esta reducción de la frecuencia de viajes era significativa, sus consecuencias para la población de la villa no eran importantes.

Sin embargo, Carlos Paz se lo tomó como algo personal, y salió a buscar el apoyo de vecinos y veraneantes, instándolos a enviar notas de protesta al ministro Garzón Agulla.

A esta situación se sumó el hecho de que nadie había presentado en la licitación para el año 1917, y cuando venció la concesión de Secundino Domínguez, el servicio quedo suspendido.

 Llegaron reclamos a la oficina del ministro por esta situación y solicitudes de que se reiniciaran los viajes con la frecuencia anterior, pero no fueron atendidos. Recién en marzo de 1917, o sea un año después, el gobierno se interesó por la situación y le pidió al nuevo Jefe Político de Punilla, Antonino Molina, emitir opinión acerca de la necesidad de restablecer el correo a Los Puentes.

Tomándose su tiempo, Molina contestó el requerimiento en los siguientes términos:

             San Esteban, marzo 15 de 1917.

A S.S. el Ministro de Gobierno, Justicia, Culto e Instrucción Pública

Doctor Agustín Garzón Agulla

Córdoba

 

Recién me he podido informar del servicio de correo a caballo que se hace de Cassafousth a Los Puentes. siendo este martes, jueves, sábado y, algunas veces los domingos. En el concepto del que suscribe está bien servido este correo tres veces a la semana.

Dios guarde a Ud.


Antonino Molina

Jefe Político de Punilla


En base a esta opinión, el gobierno resolvió realizar una nueva convocatoria el 11 de mayo, aunque la restricción de viajes no fue modificada, autorizándose solo tres viajes semanales, aunque la subvención se mantuvo en $50 mensuales.

Secundino Domínguez  presentó la propuesta de hacer el servicio, pidiendo por ello $ 60 pesos mensuales. También lo hizon Néstor Anselmo Paz, uno de los hijos de Carlos Paz, que entonces tenía 18 años. Paz solicitó una subvención de $50, en coincidencia con lo rstipulado or Contaduría.

La propuesta de Néstor Paz fue la elegida, y el 20 de junio le fue otorgada la concesión, reanudándose el servicio después de varios meses de parálisis. Carlos Paz no había conseguido que se cambiaran las condiciones, pero, al menos, el joven Néstor tenían a partir de entonces algo de qué ocuparse.

 

EL SERVICIO SEGHÚN PASAN LOS AÑOS

Néstor Paz volvió a presentarse en la licitación de los servicios del año 1918, ofreciendo hacer el servicio cuatro veces a la semana por $50 pesos mensuales. O sea, ofreció más viajes por la misma subvención, cuestión que no se entiende bien.

Lo mismo ocurrió en el año 1919, siendo Néstor Paz el único oferente, con idéntica condiciones que las del año anterior, pero elevando el precio a $70 pesos mensuales, lo que fue autorizado.

Se repitió la situación en la licitación de 1920. Néstor Paz, otra vez único oferente, se adjudica el servicio con las misma condiciones y precio.

Para no entrar en detalles que podrían fatigar a los lectores, adjunto un cuadro que resume los servicios de correo a caballo desde su inicio hasta 1930.

   CORREO A CABALLO ENTRE CASSAFOUSTH Y LOS PUENTES

AÑO

CONTRATISTA

FRECUENCIA

SUBVENCIÓN

1914

Secundino Domínguez

diaria

$ 50

1915

Serapio Yánez

diaria

$ 50

1916

 Secundino Domínguez

 diaria

$50 

1817

Néstor A. Paz

3 viajes semanales

$ 50

1918

Néstor A. Paz

4 viajes semanales

$ 50

1919

Néstor A. Paz

4 viajes semanales

$ 50

1920

José María Paz

4 viajes semanales

$ 70

1921

Néstor A. Paz

4 viajes semanales

$ 70

1922

Néstor A. Paz

4 viajes semanales

$ 120

1923

Carlos N. Paz

4 viajes semanales

$120

1924

Carlos N. Paz

4 viajes semanales

$º120

1925

Carlos N. Paz

4 viajes semanales

 

1926

 

 

 

1927

 

 

 

1928

 

1 viaje semanal

 


El 24 de marzo de 1922 el gobernador, accediendo a una solicitud elevada por los vecinos de Villa Carlos Paz, dispone aumentar la frecuencia de viajes del correo a caballo entre Cassafosth y nuestra villa en dos viajes semanales (Decreto 9215 “A”) , otorgando al concesionario Néstor A. Paz $50 adicionales por dicho concepto.

Como vemos, Carlos Paz y sus hijos fueron los concesionarios exclusivos del servicio, simplemente porque nadie más se presentaba en los llamados a licitación.

¿No había otros interesados? Muy extraño, porque hubo quien, viviendo en la villa, se presentaba en licitaciones para cubrir otras rutas.

¿Acaso los hijos de Carlos Paz tenían la prerrogativa de hacer la tarea de correo, como si fuera un monopolio familiar?

Ezio Armando Carena, en su libro “Villa Carlos Paz en el recuerdo”, página 136, relata cómo fueron los inicios del correo en el pueblo:

 “En la correspondencia que debía llegar a Carlos Paz, el remitente debía consignar todos los datos, incluyendo la leyenda por vía Cassafousth; esta llegaba a la estación del ferrocarril, ubicada en las proximidades al dique, y a las dos de la tarde un empleado de Don Cáelos, que posteriormente dependió de los hermanos Carena, llamado Jesús López, iba algunas veces a caballo y otras en sulky, a retirarla, y luego ser clasificada por las jijas de Don Carlos, y luego ser distribuidas”


Esta versión, basada en recuerdos de familia, bien podría ser cierta, porque la persona que se adjudicaba el servicio no era obligada a realizarlo en persona, y la tarea podía ser delegada en otra, en este caso, un empleado de confianza de Carlos Paz.

La subvención siempre era percibida por el contratista, no importaba quién se ocupara realmente de hacer el servicio. Para cobrar la subvención mensual, solo era necesario presentar las constancias entregados por el encargado de la estafeta, quien estampaba su sello cada vez que se hacía presente el “correísta”, hubiera o no correspondencia para retirar o entregar.

 

DECLINACIÓN Y CESE DEL SERVICIO

 Detrás del correo y salteándose el telégrafo, cuando la “Unión Telefónica” tendió su línea a Cosquín, llegó a la villa el teléfono, constituyendo un inestimable factor de progreso.

El correo a caballo fue perdiendo importancia a medida que se desarrollaba el transporte automotor, que sería el medio utilizado por la administración deL Sexto Distrito de Correos y Telégrafos en las siguientes décadas. En 1927 la empresa “Transporte Córdoba” del señor Ernesto Tillard, se hace cargo de llevar la correspondencia desde Córdoba hasta Villa Dolores, pasando por Villa Carlos Paz

Sin embargo, el caballo se siguió utilizando para llevar la correspondencia a pequeñas poblaciones de las serranías; por ejemplo, em 1924 se concesionó un servicio entre Carlos Paz y Casa Nueva, pasando por Cabalango, Las Mercedes, El Potrero y El Pilcado, adjudicado al señor Jesús Altamirano por $112 m/n, dos viajes semanales (servicio Nº 32).

Hacia fines de los años 20, se habilitó en la villa una oficina postal, ocupando una casa sobre calle General Paz que Don Carlos le alquiló a la Provincia. El servicio de correo a caballo entre la estación Cassafousth y Villa Carlos Paz continuó funcionando hasta 1930.

 

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