1913: La villa que Carlos Paz no quería fundar
por Jorge Etchevarne
Seguramente el título de esta nota no pasará desapercibido. Y es lógico. Anualmente celebramos el aniversario de la fundación de nuestra ciudad, cuyo origen se atribuye a la voluntad y determinación de Carlos Nicandro Paz, quien a principios del siglo XX tomó una serie de acciones estratégicas tendientes a convertir su estancia en una próspera villa turística.
¿No
parece acaso una herejía sostener ahora que Carlos Paz no quería hacer lo que supuestamente hizo?
Veamos.
Hasta no hace mucho tiempo atrás
aún se discutía la fecha de fundación de Villa Carlos Paz, cuestión que era
abordada cada tanto por inquietos investigadores de la historia local. Este interés
particular se debía a que las asociaciones profesionales, las entidades
deportivas, los establecimientos escolares y otros actores sociales atesoraban
sus libros de actas, sus documentos, sus fotos, y lo más importante, tenían una
fecha de fundación que conmemorar.
Pero la ciudad no.
La inquietud era compartida por
las autoridades municipales, sea por un interés genuino de conocer nuestro
pasado o por una ocasional necesidad política. En 1964 un grupo de vecinos
notables recopilaron los antecedentes que pudieron obtener, concluyendo que la
fundación se podía ubicar en 1914. Sin embargo, estos estudios carecieron de
metodología apropiada y las conclusiones no tuvieron la rigurosidad histórica
necesaria.
Finalmente, en la década del
´80 comenzó a gestarse la idea de abordar con seriedad esta cuestión; porque
así como las personas festejamos nuestro cumpleaños, las comunidades también
quieren hacer lo propio.
La investigación fue encarada
por miembros del Instituto de Historia y
Letras de Villa Carlos Paz, quienes contaron con el asesoramiento y colaboración
del entonces director del Archivo
Histórico de la Provincia, Dr. Alejandro Moyano Aliaga, creador del Escudo de
Armas de nuestra ciudad.
Por su parte, el ex diputado
Ezio Armando Carena, autor del conocido libro “Villa Carlos Paz en el recuerdo”
(1957) presentó su propia interpretación de los hechos, sosteniendo una
hipótesis completamente diferente a la que sostenían los anteriores.
Pero ¿qué se buscaba cuando se
hablaba de “fundación”?
Villa Carlos Paz no es el
primer pueblo que carece de un acta fundacional, de ese documento que lo inicia
todo. En los albores de nuestra ciudad no hubo actos formales, ni
declamaciones, ni discursos, ni ramitas de sauce, ni piedras fundamentales.
Por supuesto que alumbramientos así no fueron infrecuentes. Muchos pueblos de nuestra
provincia surgieron y evolucionaron sin ninguna clase de planificación, y
recién con el transcurso del tiempo sus pobladores se reconocieron como
integrantes de una comunidad que debía
organizarse.
Por lo tanto, los estudiosos
trataron de identificar el momento crucial, el hecho que, fuese extraordinario
o no, podía considerarse el hito, el mojón, el punto de partida, el que señaló
el camino, el que marcó su destino.
Algunos consideraban que este evento
no era otro que la creación de la escuela en 1911 (en rigor 1910), otros se
inclinaban por la construcción de la capilla en 1914, o la inauguración del
camino a Las Cumbres en 1915. No faltaron quienes ubicaban los orígenes de la
villa más atrás en el tiempo, cuando Carlos Paz comenzó a vender terrenos a sus
familiares y amigos, y construyó casas para alquilar. Y hasta hubo quienes
sostenían que el pueblo recién surgió cuando finalizó la mensura de la estancia
Santa Leocadia en 1921. Las posiciones se mostraban irreductibles y la polémica
se extendía sin resolución. Finalmente, fue un viejo plano el que zanjó la
discusión.
La Junta Provincial de Historia, a
cuyo auxilio se acudió, dictaminó en 1989 que el plano rubricado por Lucas
Vásquez González y Javier W. Caldentey, identificado como “Pueblo Carlos Paz”, registrado
el 6 de noviembre de 1913 ante el escribano Julio Aliaga como escritura N° 493,
debía ser considerado como el origen de nuestra ciudad, desestimando los
argumentos en disidencia.
Este pronunciamiento fue recogido por el Municipio para fijar cronológicamente el año de la fundación de Villa Carlos Paz, aunque el acto formal en sí nunca haya existido. La elección del día 16 de julio fue consensuada entre quienes debatían la cuestión, prevaleciendo la idea de que se trata de una fecha significativa para la comunidad ya que festeja sus fiestas patronales, que venía celebrándose desde tiempo atrás y que no se advertía un motivo justificado para cambiarla.
Todo el proceso para definir la
fecha de fundación de nuestra villa ha sido relatado de manera meticulosa por
Edgardo Tántera en su libro “Carlos Paz - 100 años”, y quienes deseen conocer
con mayor detalle los antecedentes pueden remitirse a dicho trabajo.
Del Pueblo a la Villa
Pero el contenido de esta nota no pretende reiterar lo que ya ha sido escrito, sino abordar el tema desde otro ángulo, un punto de vista diferente.
Tenemos el año, tenemos el plano, tenemos los
protagonistas, pero… ¿Quiso realmente
Carlos Paz “fundar” una villa que llevara su nombre?
Esta pregunta suena irreverente
de cara a los homenajes que frecuentemente se le tributan a nuestro ilustre
fundador y ante la cantidad de menciones que afirman y reafirman su
intencionalidad.
Sin embargo, deberíamos considerar
la posibilidad de que don Carlos nunca tuviera intenciones de fundar una “villa”
según los criterios de su época, pues las villas, a diferencia de los
pueblos, tenían una jerarquía política superior
y se gobernaban a sí mismas mediante comisiones vecinales.
El término “pueblo” alude a un
grupo de casas vecinas y no a una unidad administrativa. Por lo general los
pueblos fueron surgiendo tras la subdivisión y enajenación, por venta o remate,
de las tierras suburbanas y campos del interior.
En la segunda mitad del siglo
XIX diversos núcleos de población se formaron en los alrededores de la ciudad
de Córdoba, la que aún conservaba sus límites coloniales. Surgieron así los
“pueblos” de San Vicente, San Martín y
Alberdi, entre otros. Algunos arrabales
de la capital, cuando eran alcanzados por la urbanización también se
transformaban en “pueblos”, tales como “El Abrojal” que pasó a llamarse Pueblo
Güemes.
Claro que estos “pueblos” nunca
tuvieron autonomía ni la quisieron, y su desarrollo dependía en cierta medida
de los servicios públicos prestados por el Estado municipal. Con el paso del
tiempo se transformaron en “barrios” y quedaron integrados de hecho y por
derecho a la jurisdicción municipal. No obstante, aún se los identifica por sus
nombres originales.
A diferencia de los anteriores,
en el interior de la provincia surgieron pueblos gestados por las empresas
ferroviarias en las tierras adyacentes a las estaciones de los diferentes
ramales, o bien creados por estancieros que un día decidieron ingresar al
mercado inmobiliario, fraccionando y vendiendo sus posesiones.
Pero cuando estos pueblos
adquirían cierta importancia, sus vecinos veían llegada la hora de lanzarse
hacia el futuro. Solicitaban autorización para formar comisiones vecinales y
donaban los terrenos destinados al funcionamiento de las instituciones públicas.
La dependencia policial, el registro civil, el juzgado de paz, la intendencia y
la escuela necesitaban un espacio físico
dónde funcionar.
De esta manera, los “pueblos” se
transformaban en “villas”. En nuestro valle tenemos ejemplos cercanos: Cruz del
Eje, Tanti y Cosquín, antiguas poblaciones de Punilla, fueron denominadas “villas”
cuando fueron creados, disponiéndose la conformación de comisiones vecinales para su gobierno.
Intenciones que no fueron tales
Si Carlos Paz hubiese querido verdaderamente fundar una "villa" en términos políticos y administrativos, debería haber adherido a la ley de municipalidades N° 1.819, norma que regulaba la creación y funcionamiento de estas unidades políticas de rango menor.
Pero ello no estaba en sus planes. De hacerlo, estaría obligado a donar terrenos para una plaza y edificios públicos donde se instalarían la sub-comisaría, el Juzgado de Paz y el Registro Civil. Y no solo eso. Habría significado dejar el destino de “su” pueblo en manos de una Comisión Vecinal, ajena a su poder de decisión.
En ese momento, Carlos Paz era Jefe Político de Punilla; pero era conciente de que en el futuro su situación cambiaría y, entonesces, perdería el control de "su" villa. Nada más alejado de sus intenciones. Por ese motivo, el plano de 1913 dice "Pueblo Carlos Paz" y no "Villa Carlos Paz", como la denominó, de hecho, unos años después.
Por lo tanto, el “Pueblo Carlos
Paz”, era, en realidad -al menos en sus comienzos-, solo un lugar de descanso, un
pueblo privado, regido por las decisiones unipersonales de un patrón de estancia, dueño de las viviendas para alquilar y de la infraestructura de servicios necesaria para abastecer a la población y a los
veraneantes.
Si se observa el plano dibujado en
1913, se advierte la inexistencia de espacios públicos, y mucho menos la
asignación de terrenos para establecer en el futuro instituciones comunitarias.
La planta urbana carece de originalidad, de racionalidad distributiva, y los criterios
urbanísticos de la época están ausentes.
Pero hay algo importante que el plano
de marras no muestra: lo que ya existía, y que no está incluido en el dibujo.
Me refiero a la finca “Las Margaritas” y a todas las demás edificaciones
construidas por Carlos Paz y por sus amigos, que si bien no eran muchas, no
aparecen representadas. Y tiene su explicación; estaban situadas del lado contrario del camino que llevaba a Cosquín, denominado "Sarmiento" en esta parte. La misma situación se repite al sur de la calle denominada "General Paz" que llevaba a San Antonio de Arredondo.
Estrictamente, el plano no representa
al pueblo de Carlos Paz sino que se trata de un loteo nuevo, ejecutado sobre un
sector descampado, lugar donde había potreros y otras instalaciones destinadas
a las tareas rurales. Resulta evidente que Carlos Paz había decidido sumarse a
los otros emprendedores inmobiliarios que estaban loteando las estancias de
todo el valle de Punilla.
El agrimensor reservó la manzana que hoy encerrarían las calles San Martín, Caseros y General Paz, identificada con la letra “A” en el plano, lugar donde estaban los corrales, y donde poco después Carlos Paz hizo construir la capilla. Es probable que el estanciero pensara destinarla a una gran plaza pública; solo así tiene sentido la orientación que le dio al edificio religioso. Pero parece que luego cambió de idea y ordenó su fraccionamiento para la venta, privando a las futuras generaciones de la plaza central de la villa.
No obstante, esta apreciación es solo una deducción basada en la interpretación de las imágenes, ya que no hay registro de sus decisiones y menos de sus intenciones; por lo tanto, nunca lo sabremos.
Esta
especulaciones no le quitan mérito, todo lo contrario. Demuestra la voluntad de
Carlos Paz de transformar su estancia en un pueblo, un pueblo sin autonomía,
pero pueblo al fin. Sin embargo esta situación no se mantendría mucho tiempo.
Los que fueron llegando, poco a poco se harían cargo de regir sus destinos.
Después del año ´20 ya nada fue igual.
Finalmente un apunte llamativo. Si bien nuestro fundador hizo acuñar el nombre “Villa Carlos Paz” en la medalla conmemorativa de la inauguración de la capilla del Carmen en 1915, en la correspondencia oficial como Jefe Político de Punilla durante el período 1913-1916 nunca utilizó esta denominación, aludiendo a su lugar de residencia como “Los Puentes”.
Agosto de 2024
Polémica por la fecha de fundación
Ante los dichos del intendente Esteban Avilés durante el acto de apertura de Sesiones 2024-2025 del Concejo de Representantes, en el que anunció cambio de la fecha de fundación de Villa Carlos Paz, trasladando la celebración del 16 de julio al 4 de noviembre, en coincidencia con el natalicio del "fundador", creo necesario ilustrar acerca de esta cuestión de indudable importancia historiográfica.
Los investigadores tratamos de ajustarnos a ciertos criterios de lógica y racionalidad al momento de definir una fecha fundacional. Cuando no existe un documento que acredite ese acto inicial, pasamos a considerar otras cuestiones en orden decreciente de importancia. Es esta elección causa de la polémica. en la cual estamos envueltos ahora.
Repasemos los elementos a considerar en todos los casos:
- Documentos imiciadores: Leyes, Decretos, Declamaciones, Escrituras (compraventas, sucesiones hereditarias, donaciones), Planos registrados (relevamiemtos, mensuras, fraccionamiento)
- Hitos fundacionales: inauguración de obras relevantes para establecer una población.
- Eventos siignificativos: llegada del primer inmigrante, fiestas patronales)
Como hemos visto, Carl:os Paz nunca fundó la villa a la que impuso su nombre. Sin embargo, hizo cosas que pueden considerarse hitos fundacionales de la futura ciudad.
El más importante fue la construcción del canal de riego; la primera gran obra que, no solo daría vida a huertos y plantíos, también abastecería con agua corriente las futuras casas que pensaba construir.
Para ejecutar esta obra, como tantos otros propietarios de estancias lo hicieron, solicitó la concesión para levantar agua del rio San Roque (San Antonio) y así poder canalizarla. El trámite administrativo finalizó el 13 de agosto de 1903, día que el gobernador firmó el Decreto respectivo, otorgando la concesión.
Esta fecha podría considerarse el punto de partida del pueblo en gestación. Para respaldarla se cuenta con el documento oficial. Tenemos el documento y tenemos el hito; estaría justificada.
Pero, si continuamos analizando la documentación disponible, contamos con el plano de relevamiento y mensura de la estancia Santa Leocadia, que Carlos Paz mando a trazar luego de finalizada la obra del canal de riego.
Si se observa con detenimiento, encontramos dibujadas cuatro casas, representadas por figuras geométrucas llenas: la casona de Carlos Paz, (CP) la de su hermano Félix Paz, situada enfrente (FP), otra casa que no está identificada pero que, sin dudas, es la primera casa que cobstruyó Carlos Paz con fines turísticos, localizada en proximidad de Los Puentes; y por último, la casa de Agustín Manzanelli, frente a esta (M).
El plano aludido fue realizado por el ingeniero topógrafo Manuel Indarte en 1907 y tiene fecha de aprobación y nomenclatura catastral.
Tenemos así una segunda opción para establecer la fecha fundacional; y a juicio de quien escribe, debería ser la establecida. El hecho que ya figuren cuatro viviendas agrupadas sobre el camino a Cosquín (hoy calle 9 de julio) es significativo e indicador que el pueblo ya se estaba configurando.
Por último, disponemos del conocido plano de 1913, el que, como ya vimos, no es representativo del pueblo que YA EXISTÏA, y cuya fecha de inscripción notarial es el 6 de noviembre de ese año.
¿Cuál sería la fecha fundacional apropiada?
La menos apropiada es cambiarla por la propuesta por el intendente.
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