1910: Federico Roldán y su mensajería a Tanti
por Jorge Enrique ERtchevarne
Se cumplen 114 años desde que comenzó a circular la mensajería entre Tanti y la ciudad de Córdoba, con parada intermedia en San Roque, hoy Villa Carlos Paz.
Fue,
ni más ni menos, el primer transporte público colectivo que hubo entre la villa
serrana y la Capital provincial, y que prestó servicio de manera regular y
continua.
Para
comprender la importancia que tuvo este
hecho, conviene echar una mirada a la población de Tanti en la época a la cual
nos estamos refiriendo.
Hasta
finales del siglo XIX, Tanti Cuchi, –su nombre original– era un abigarrado
caserío levantado en torno a la capilla consagrada a la Virgen del Rosario,
habilitada al culto en 1848.
Tenía
una impronta netamente rural., donde la ganadería rústica y algunas
explotaciones mineras constituían las únicas actividades económicas de la
población.
Pero
todo comenzó a cambiar a partir de la construcción del dique San Roque (1890),
y el tendido de las vías del Ferrocarril de Córdoba al Noroeste Argentino
(FCCNA) entre Córdoba y Cruz del Eje
(1892).
La
nueva línea ferroviaria enhebró una serie de villorrios a lo largo del valle de
Punilla, los que, en poco tiempo, se desarrollaron cono estaciones sanitarias y
puntos veraniegos de dinámico crecimiento.
Quien
hubiera visitado estas poblaciones antes de la construcción del dique San
Roque, luego de recorrer un largo y fatigoso camino desde la ciudad, se
sorprendía ahora del cambio experimentado en tan poco tiempo.
Pero
Tanti, al quedar marginada del trazado fue una de las localidades más afectadas
por la ausencia de trenes; y si bien la empresa ferroviaria tenía previsto
extender un ramal hasta ella, en 1891 desistió de construirlo.
Aunque
Tanti se encontraba cerca del camino nacional a San Juan –camino que por cierto
no pasaba de ser una desdibujada huella–, solo contaba con precarios medios de comunicación.
Aún
así, no eran pocos los atrevidos turistas que deseaban conocer este bello
pueblito enclavado al pié de las Sierras Grandes, bendecido por arroyos
cristalinos, cascadas y hermosos paisajes.
La
creciente demanda de alojamiento dio origen a los primeros hospedajes, a la vez
que personas adineradas de la Capital construyeron residencias veraniegas a lo
largo del arroyo que la cruza, configurando una hermosa villa serrana.
En
la magnífica obra “Geografía de la Provincia de Córdoba” de los autores Manuel
Rio y Luis Achával, editada en 1905, se la describe en los siguientes términos:
“Tanti (400
habitantes) Edificada a lo largo del arroyo del mismo nombre, sobre los faldeos
orientales de la Sierra Grande, a 18 kms al oeste de Santa María, con la cual
está unida por una línea de mensajería. Renombrada estación sanitaria y
veraniega, En sus alrededores encuéntrase parajes deliciosos, como la cascada
de chorrillos. Hay en Tanti varias casas de huéspedes ($2 por día) capilla,
escuela y correo.”
Quienes
querían llegar hasta ella, debían subir al tren en Alta Córdoba y descender en
la estación Santa María (hoy Bialet Masse). Allí los esperaba un lugareño con
un coche ligero que ponía a disposición de los viajeros para recorrer los
pedregosos kilómetros hasta la villa serrana.
Una
opción era la de contratar en la puerta de la iglesia de Santo Domingo un coche
de alquiler que hacía viajes entre la Capital y localidades del sur de Punilla
Para
llegar a Tanti debía recorrerse el camino nacional a Cosquín que rodeaba el
lago San Roque, hasta Los Puentes –hoy Villa Carlos Paz–, seguir por el camino
a Río Yuspe, vadear el arroyo Los Chorrillos en el paraje Cabalango, y desde
allí alcanzar su destino.
Durante
los meses de verano este recorrido
estaba condicionado a las crecientes de los cursos de agua que debían cruzarse.
Seguramente
algunos lectores se preguntarán ¿por qué desde Los Puentes no se continuaba por
el camino a Cosquín, cruzar Los Chorrillos por el “puente negro”, y tomar el
desvío a Tanti en la actual bifurcación de la vieja ruta nacional 20 (actual
provincial 28) y la nacional 38?
Pues porque dicha
sección no se concluyó hasta 1910, según se explicará más adelante.
A
los coches con caballos que prestaban este servicio de transporte se los
denominó “mensajerías”, y así aparecen mencionados en textos y documentos de la
época.
Sin
embargo, no debe confundirse estos servicios particulares con las mensajerías
oficialmente registradas como tales.
Aquí
resulta conveniente hacer un paréntesis en esta crónica para explicar, a
grandes rasgos y por si hiciera falta, qué eran las “mensajerías”, tema interesante
aunque poco divulgado.
LAS MENSAJERÍAS, SUS ANTECEDENTES
Las
mensajerías –“las que llevan mensajes”– son tan antiguas como la historia misma
de nuestro país, siendo protagonistas de su expansión y desarrollo.
Tuvieron
su origen en los correos a caballo y galeras que recorrieron los extensos caminos
reales durante la etapa colonial, poniendo en comunicación las ciudades
virreinales.
Luego
de la independencia, sobrevino el período de fragmentación política que duró
más de treinta años. Durante ese tiempo las mensajería prácticamente
desaparecieron o quedaron confinadas a
territorios específicos.
Fue
recién después de la caída de Juan Manuel de Rosas, punto de inflexión en el
devenir histórico, cuando las mensajería resurgieron, esta vez para enlazar las
ciudades de la Confederación Argentina.
Nació
así la compañía “Mensagerías Argentinas Nacionales” de los empresarios Rusiñol y Fillol, cuyo
contrato celebrado con el gobierno nacional se aprobó en Paraná el 8 de junio
de 1854.
A
las líneas de mensajerías se las denominó “carreras”, término que se extendió a
las líneas de navegación. La primera carrera de mensajería concesionada fue
entre Rosario y Córdoba.
La
Provincia de Buenos Aires, que en esos años no integraba la Confederación, tuvo
sus propias mensajerías que enlazaban los pueblos de la campaña.
A
partir de la unificación política y la federalización de Buenos Aires, comenzaron
a multiplicarse los emprendimientos orientados al transporte interprovincial y
regional.
Según
lo relatado, podemos definir a las mensajerías como un servicio público concesionado
por el Estado, cuya función era la de llevar el correo oficial (franqueado) y además,
estaban habilitados para transportar pasajeros y carga, cobrando por ello una
tarifa fijada según criterio del prestador o,
en los casos de las oficiales, según una tarifa estándar estipulada por la
Dirección General de Correos Postas y Caminos en el contrato con la misma.
El
contratista recibía una subvención mensual, cuyo importe dependía de la
distancia recorrida y la frecuencia de los viajes realizados por semana.
Esta
subvención le permitía al empresario obtener cierta ganancia y afrontar gastos eventuales,
pero a la vez lo obligaba a cumplir con un itinerario fijo, hubiera o no
pasajeros que transportar.
Los
empresarios que ofrecían servicios de mensajería por su cuenta y riesgo, no
estaban sujetos a las condiciones exigidas por el gobierno a los prestadores de
las líneas concesionadas, y, por lo tanto, tampoco se ajustaban a reglamentos
ni controles.
Hasta
el advenimiento de los vehículos automotores, las mensajerías emplearon carruajes
de distinto tipo y tamaño, según la ruta que debían servir.
Los
había cubiertos y descubiertos, con número variable de asientos, tirados por
caballos, mulas o bueyes, dependiendo de las características y el estado de los
caminos.
Las
empresas de mensajerías más importantes llegaron a utilizar diligencias
importadas de los Estados Unidos.
Pero
no se puede hablar de las mensajerías sin mencionar las “postas”, eslabones
fundamentales en las rutas que recorrían.
Las
postas, generalmente modestos ranchos rodeados de corrales, eran los lugares
donde la mensajería se detenía para cambiar los animales de tiro y permitir el
descanso de los viajeros, zarandeados por los barquinazos del carruaje.
Las
postas se localizaban en lugares convenientes de la ruta y la distancia entre
ellas era variable, generalmente de cinco a diez leguas (25 a 50 kilómetros).
Algunas
estaban preparadas para alojar a los pasajeros si estos debían pasar la noche para
continuar su viaje al día siguiente. Hubo carreras que insumían varias jornadas
de viaje. Por ejemplo, el recorrido entre Buenos Aires y Mendoza demandaba casi
dos semanas.
Las
postas estaban a cargo de los “maestros de posta”, personajes con cierta
autoridad que recibían una paga del Estado por su trabajo de asistencia a las
mensajerías y por controlar el cumplimiento del servicio.
Podemos
concluir que sin postas no había mensajerías.
Cuando
las vías ferroviarias fueron ganando presencia en la extensa geografía
argentina, las mensajerías cedieron su lugar a los trenes y evolucionaron como
un servicio complementario al del ferrocarril, o reemplazando a este en
aquellas regiones no alcanzadas por los rieles.
Generalmente,
una vez al año se licitaban las rutas a cubrir. Quien obtenía la concesión
firmaba un contrato con el gobierno que lo comprometía a cumplir el servicio de
acuerdo a las condiciones exigidas en el pliego de licitación.
La
frecuencia de los viajes respondía a la demanda de la población o a la
importancia de las localidades servidas.
El
contratista debía reservar un lugar para llevar, eventualmente y sin cargo, a un
funcionario del gobierno u otras personas que este designase.
Si
el lector desea profundizar sobre la historia de las mensajerías, puede
consultar las publicaciones del
investigador Martín Delprato, quien ha estudiado minuciosamente este tema.
DE CÓRDOBA A TANTI
Hechas
estas aclaraciones, volvamos a nuestra crónica sobre la mensajería de Córdoba a
Tanti.
Iniciado
el siglo XX, el desarrollo de Tanti estaba muy lejos del alcanzado por otras
poblaciones de Punilla beneficiadas por el servicio ferroviario.
La
carencia de un medio de transporte que prestara un servicio regular y directo
entre Tanti y la capital, perjudicaba por igual a comerciantes locales y
potenciales turistas.
En
el sur de Punilla la situación no era mejor. La población más importante de la
época era San Antonio de Arredondo, y su influencia abarcaba una amplia zona de
caseríos dispersos en las estribaciones de la Sierra Grande.
Sus
habitantes, alejados de los caminos principales, debían recorrer tres leguas
por la huella que bordeaba la Sierra Chica hasta empalmar con el camino a Córdoba por la
cuesta de San Roque.
Jinetes
del más variado porte, carros tirados por arrias de mulas, y los carruajes
pertenecientes a los franciscanos y a Don Ramón Carranza, la recorrían con
frecuencia.
Mejor
situado que el anterior se encontraba el poblado de Los Puentes, modesto caserío
que crecía alrededor de la finca de Don
Carlos Paz, propietario de las tierras por donde debía transitarse.
La
mayoría de sus habitantes no contaban con medios propios para trasladarse a
Córdoba demandaban un servicio de transporte regular y permanente, accesible a
todos.
Don
Carlos Paz, quien ya estaba proyectando su propia villa turística, también estaba
interesado en establecer un vínculo directo con la ciudad capital.
Así
fue tomando forma la idea de establecer una mensajería para satisfacer el
anhelo de la población del sur de Punilla.
La
iniciativa la tomó Federico Roldán, comerciante y pequeño hacendado de Tanti, personaje
que bien merece tener un lugar destacado en la historia local.
Federico
Roldán (1879-1936) –cuyo nombre será mencionado innumerables veces en este
relato–, fue un emprendedor nato, pionero
en muchas actividades.
Ferviente
impulsor del desarrollo de Tanti como destino turístico, coordinó acciones con
su vecino y amigo de la política Carlos N. Paz con el fin de concretar algunos
de sus proyectos.
Estuvo
relacionado estrechamente con personalidades del Partido Demócrata. Fue amigo
personal de Ramón J. Cárcano y, seguramente, aprovechó este vínculo para
obtener apoyo a sus gestiones.
Ocupó
cargos públicos; entre ellos, fue mentor y encargado del Registro Civil de
Tanti durante muchos años.
Roldán
propuso establecer un servicio de mensajería entre Tanti y Córdoba, similar a
los que funcionaban en otros lugares de la provincia.
La
propuesta se formalizó en una solicitud suscrita por Roldán y vecinos
destacados de Tanti, elevada al Ministro de Gobierno en octubre de 1909, y cuyo
texto fue el siguiente:
“Tanti, Córdoba, octubre de 1909
Al Señor ministro de Gobierno Justicia Culto e Instrucción
Pública
Como en el Departamento Punilla
se encuentra distanciado sin medio de comunicación y correspondencia las Pedanías
Santiago y San Roque, y careciendo también de correos y medios de movilidad los
pobladores las poblaciones siguientes: Las Playas. Yocsina, Calderón, La Chacaria,
El Paraíso, San Roque, San Antonio, Las Rrosas, Las Ensenadas, Bosque Alegre,
Santa Clara, El Vergel, Tanti y a más departamentos del Oeste como ser Pocho,
San Alberto, San Javier y Minas, y con motivo del camino nacional que está para
terminarse, vengo en proponer al Gobierno de la Provincia de que Su Señoría
forma parte, establecer un servicio de mensajería de esta Capital a Tanti Viejo,
que sin apartarse del camino nacional, conducir gratis la correspondencia,
depositándola en las estafetas que se establezcan sobre la línea.
La mensajería será servida por un
coche break en buenas condiciones con capacidad para 8 pasajeros y sujeta a la
tarifa siguiente:
de Córdoba a Las Playas………..……. $ 1
de Córdoba a Yocsina……………………. $ 2
de Córdoba a La Chacarilla y Paraíso…
$ 3
de Córdoba a San Roque………………… $4
de Córdoba a Tanti………………………. $6
(ver
aclaración al pie de esta crónica)
En los meses de diciembre a marzo
inclusive la mensajería hará dos viajes por semana, partiendo de Tanti Viejo a
la Capital los días viernes a las seis a.m. para regresar de esa los sábados a
las cinco y media a.m., volviendo a
Córdoba los lunes y a Tanti los martes a
las primeras horas.
En los demás meses del año hará
un solo viaje por semana que se efectuará partiendo de ésta Tanti Viejo los
viernes a las siete a.m y regresando de esa los domingos a las nueve a.m.
En remuneración del servicio del
público que esta empresa rendirá, solicitó una subvención de cien pesos moneda
nacional de curso legal ($100 m/n).
En prueba del gran número de
beneficiados qué por esta empresa resultarían, firman conmigo algunos
adherentes a esta solicitud.
Saludo atentamente a Su Señoría
el señor ministro.”
firma Federico Roldán y otros
El
texto de la nota nos revela un dato importante cuando alude al recorrido propuesto,
diciendo que lo hará “[…] sin apartarse
del camino nacional […] que está a
punto de terminarse […]”
Estas
afirmaciones indican que recién en 1909 habría concluido la construcción del último
tramo del camino que rodea por el sur al lago San Roque.
Roldán,
con sagacidad comercial, advirtió que ello permitiría establecer un servicio de
mensajería confiable, ya que el nuevo puente sobre el arroyo Los Chorrillos –el
Puente Negro– evitaba cruzar los vados, muchas veces intransitables.
Y
no solo eso; el tiempo de viaje a Córdoba y regreso se acortaría notablemente
gracias al nuevo camino, por donde pronto rodarían los nuevos vehículos
autopropulsados que revolucionarían los medios de transporte.
INICIOS DE LA MENSAJERÍA A TANTI
El
6 de abril de 1910, el Departamento de Gobierno concesiona, por primera vez, la
línea de mensajería entre Córdoba y Tanti Viejo al proponente Federico Roldán,
según los términos y condiciones exigidas en la licitación, asignándole una
subvención de $ 90, algo menor a la solicitada.
Finalmente,
Tanti tuvo su mensajería a Córdoba, para satisfacción de lugareños y turistas.
Desde entonces y hasta el presente, el transporte público de pasajeros, con
diferentes modalidades y denominaciones, ha prestado servicio
ininterrumpidamente.
La
mensajería de Federico Roldán comenzó a prestar servicio desde el mismo momento
que fue autorizada y muy pronto reemplazó a los coches de alquiler que salían
de Córdoba.
Destinó
para ello un coche “break” –más largo que el de uso habitual–, preparado para
llevar hasta ocho pasajeros y sus equipajes. Puede suponerse que con el coche
completo, la comodidad de los viajeros no era la esperada.
Roldán
fue permisionario de la línea durante varios años, aunque en ocasiones debió
competir contra otros postulantes que le arrebataron la concesión.
En
1912 perdió la licitación en manos de Manuel Luengo, quien ofertó hacer la
carrera por una subvención menor, aunque su servicio demostró ser deficiente, dando
lugar al reclamo de los vecinos de Tanti, San Roque y Yocsina.
En 1913 la licitación se la adjudicó Carlos
Paz, pero poco después, cuando fue designado Jefe Político de Punilla, la
declinó en favor de su amigo Roldán.
Poco
a poco la demanda de traslados fue creciendo y durante los meses de verano solía
agregar una “jardinera” (carruaje de dos ruedas) para transportar solamente el equipaje
de los veraneantes, quienes solían llevar consigo muchos variados artículos
personales.
A
partir de 1913, en algunas líneas concesionadas comenzaron a utilizarse
automóviles. Roldán no sería ajeno a esta revolución del transporte.
Las
siguientes licitaciones contemplaron este hecho y clasificaron los servicios
según fueran “mensajerías automóvil” o “mensajerías a sangre”, reservando para
las primeras las carreras principales, aunque luego el uso de estos vehículos
se extendió a las demás rutas.
Para
el año 1915, Tanti se había convertido en un pueblo pujante y se lo consideraba
el más importante del sur de Punilla.
Contaba
con instituciones públicas que la distinguían de las otras localidades: juez de
Paz, Registro Civil, policía, escuela fiscal, estafeta postal, etc.; además de hermosas
residencias, hoteles y hospedajes.
La
vida social era muy activa. Cuando aún no existía la radio, las fiestas, bailes
y tertulias amenizaban la estadía; cabalgatas, picnics y excursiones,
entretenían a los más jóvenes.
Sin
embargo, sus habitantes necesitaban un medio de transporte más rápido y
confortable para llegar a destino.
Ese año, Roldán propuso utilizar un automóvil
con capacidad para 7 pasajeros, agregando un coche a caballos para transportar el
equipaje y las encomiendas.
Su
propuesta fue rechazada por considerarla muy costosa, pero igualmente se le
adjudicó el servicio ya que había presentado la opción de hacerlo con el coche a
caballos que venía utilizando. El automóvil debió esperar.
En
1916, finalmente el Gobierno decidió exigir que la mensajería a Tanti fuese
servida por un coche automóvil. ¿Cuánto influyeron sus vínculos políticos para
que ello ocurriese? Casualidad o no, Roldán ya lo tenía preparado.
Era un “Berliet” modelo 1914, de 30 HP, marca
francesa de la que se importaron muy pocos vehículos, ya que durante la Gran
Guerra la fábrica fue reconvertida para producir camiones destinados al frente europeo.
Roldán
estaba orgulloso de su automóvil europeo. ¡Y cómo no estarlo!. En él llevó al
doctor Cárcano cuando este inauguró el primer tramo del camino a las Altas
Cumbres el 3 de enero de 1915.
Cuando
al mando de esta máquina comenzó a recorrer los caminos serranos, fue despertando
admiración a su paso y sumando prestigio a su mensajería.
En
esa época eran pocos los empresarios que utilizaban automóviles en las líneas
de la Provincia; y su servicio era el único reconocido en el Departamento
Punilla.
MEZQUINDADES POLÍTICAS Y SERVICIO PÚBLICO
Pero
en mayo de 1916, asumió por primera vez un gobierno radical, y enseguida
desplegó acciones tendientes a revisar todo lo actuado por la administración de
Cárcano en cada ámbito de gobierno.
De
tal evaluación, el Ministerio de Gobierno consideró que debían reducirse
algunas líneas de mensajería, sea porque ocasionaban gastos excesivos en
subvenciones, sea porque parecían sobredimensionadas, o incluso, innecesarias.
En
la licitación de los servicios para el año 1917, el Ministerio determinó que el
automóvil entre Tanti y la ciudad de Córdoba sería subvencionado solo desde
noviembre hasta fines de abril, realizando dos viajes semanales.
Sin
embargo, consciente de que esta restricción dejaría de a pie a las poblaciones el
resto del año, llamó a licitación para concesionar un servicio de mensajería a
sangre, que correría durante todo el año,
y en verano hiciera de refuerzo ante el
aumento de la demanda.
El
Gobierno también dispuso que la administración de la mensajería debía mudarse a
la ciudad de Córdoba, medida que ocasionaría un sensible perjuicio económico a
Federico Roldán, en el caso que este renovara la concesión, ya que gestionaba la
mensajería desde su casa en Tanti.
Si
las nuevas condiciones fueron parte del hostigamiento que los radicales, ahora
en el poder, infringían a sus adversarios políticos, nunca lo sabremos.
Lo
cierto es que, apenas asumieron, Roldán fue removido de su cargo de Jefe del
Registro Civil, puesto que, en esa época, se consideraba político.
En cualquier caso, Roldán no acusó recibo y presentó
dos propuestas; una para hacer el servicio con automóvil, y la otra para
realizarlo con un coche a caballos.
Con
respecto al traslado de la administración de Tanti a Córdoba, se dispuso a dar
batalla apelando al “reclamo popular”.
Pocas
dudas caben que fue el autor intelectual de una carta recibida por el ministro de
Gobierno poco después del acto de apertura de las propuestas.
En
ella, vecinos y veraneantes notables de Tanti le hicieron conocer el perjuicio que
les ocasionaba el cambio de sede de la mensajería, toda vez que el señor Roldán
venía prestando “[…] un excelente servicio
de pasajeros, correspondencia y encomiendas”.
Dos
días después llegó otra propuesta de Roldán. Esta vez ofrecía hacer el servicio
de mensajería a sangre durante todo el año por un precio ventajoso, siempre y
cuando la administración se mantuviera en Tanti.
El
ministro dudó qué hacer. Contaduría le sugirió llamar a una nueva licitación ya
que, de todos modos, interesados en otros servicios no se habían ajustado al
pliego de condiciones.
Así
se hizo y Roldán redobló la apuesta; propuso realizar dos viajes redondos
semanales durante todo el año con su automóvil “Berliet”, agregando, sin costo adicional,
un segundo vehículo de la misma marca y capacidad cuando la cantidad de
pasajeros a transportar lo requiriese.
Su
propuesta fue aceptada, aunque el Gobierno no extendió la subvención de la
mensajería automóvil al resto del año como pretendía Roldán. Tampoco le
permitió dejar la administración en Tanti.
Pero
esto no significó gran perjuicio para él, ya que también se adjudicó la
mensajería a sangre, con la cual obtuvo la exclusividad del transporte público
en el sur de Punilla.
Sin
embargo, se vio obligado a fijar el domicilio de la administración en la calle
Belgrano 612 de la ciudad de Córdoba; probablemente un garaje donde guardaba
sus vehículos.
Se
desconoce cómo resolvió el problema de gestionar el servicio desde un lugar
donde no residía, pero la situación se revirtió al año siguiente.
Y
así comenzaron a rodar sus dos automóviles franceses, llevando y trayendo turistas
a Villa Carlos Paz y Tanti durante la temporada 1917-1918.
En
la licitación para concesionar las mensajerías durante 1918, Roldán volvió a
presentar propuestas separadas para los dos servicios que venía corriendo.
Pero
no estaba solo; había seis interesados más en hacer la mensajería a sangre,
entre ellos Dermidio Córdoba, histórico empresario del floreciente negocio del
transporte. Sin embargo, la mayoría de las propuestas fueron desestimadas por
no ajustarse al pliego de licitación.
Finalmente,
fue Juan Bustos quien resultó adjudicado para realizar el servicio de
mensajería a sangre durante todo el año, mientras que Federico Roldán retuvo su
concesión de mensajería automóvil durante seis meses al año, coincidentes con
la época de mayor demanda.
El
año 1919 fue pródigo en novedades, especialmente para la población de Villa
Carlos Paz, cada día más importante.
No
solo el “dueño” del pueblo, Carlos Nicandro Paz, fue designado nuevamente Jefe
Político de Punilla con el regreso de los demócratas al poder; también porque
se inauguró el primer hotel y comenzó a correr la primera mensajería de Córdoba
a Villa Dolores.
Este
último hecho fue relevante ya que dicho servicio debía pasar, inevitablemente
por Villa Carlos Paz, con el consiguiente beneficio para sus residentes y
veraneantes al disponer de dos líneas de mensajería que los vinculaban con la
ciudad de Córdoba.
En
1919 no se registraron cambios en las concesiones; Roldán continuó corriendo el
servicio de mensajería automóvil desde noviembre hasta mayo del año siguiente,
mientras que Juan Bustos hizo lo propio con la mensajería a sangre durante todo
ese año.
Sin
embargo, las condiciones establecidas por el ministerio de gobierno para la
explotación de los servicios se hicieron más rigurosas.
En
lo referente al transporte de la correspondencia, se exigió que los concesionarios
se ajustaran al reglamento del Sexto Distrito de Correos y Telégrafos.
También dispuso que los días y horarios de los
servicios serían fijados por ese ministerio; los operadores ya no quedarían
librados a la decisión y conveniencia de los empresarios.
Sin
duda, era intención de las autoridades mejorar la calidad, eficiencia y control
de los servicios concesionados, cada día más necesarios y relevantes.
En
la licitación para el año 1920, Roldán propuso aumentar la frecuencia de los viajes
semanales de dos a tres durante los
meses de mayor demanda, con el compromiso de sumar otro automóvil cuando el
número de pasajeros así lo exigiera, todo por el mismo precio.
Su
ofrecimiento era muy superior a las exigencias del gobierno, y más barato que
la propuesta de José Pedernera, su competidor local en esta licitación.
Aceptada,
como fue, su propuesta, Roldán quedó nuevamente como único operador de la
línea, ya que el gobierno eliminó la mensajería a sangre que venía prestando
Juan Bustos
De
aquí en adelante, el transporte público de pasajeros entre la Capital y la
villa serrana sería realizado con
vehículos automotores, teniendo Federico Roldán la exclusividad del servicio.
Iniciada
la década del 20 ya era notable la cantidad de turistas que elegían pasar sus vacaciones en alguna de las
poblaciones del sur de Punilla.
Desde
su arranque en 1910, la mensajería se había convertido en un nexo indispensable
entre las localidades que se encontraban en su recorrido.
No
solo llevaban pasajeros, encomiendas y correo; también las últimas noticias en
las ediciones de la prensa capitalina; aunque en ocasiones, los suscriptores del
diario radical “La Voz del Interior” se quejaron de que, sugestivamente, los
ejemplares no llegaban a sus manos.
SE CONSOLIDA EL TRANSPORTE PÚBLICO COLECTIVO
Debido
a numerosas irregularidades registradas en los servicios de mensajería
provinciales, el gobierno comenzó a evaluar los antecedentes y capacidad
económica de los interesados en prestar los servicios.
A
partir de 1920 prevaleció el criterio de otorgar la concesión solo a los empresarios
que garantizaran el cumplimiento de las condiciones exigidas en el pliego de
licitación, y no solo a quienes ofrecieran el menor precio.
Transcurrida
una década desde el inicio de la mensajería entre Tanti y Córdoba, Federico
Roldán había demostrado ser un operador confiable, y por lo tanto, sus solicitudes,
propuestas y sugerencias, eran tomadas muy en cuenta a la hora de decidir.
Así
ocurrió en enero de 1921 cuando elevó una solicitud para que le fuera aumentada
la subvención mensual, argumentando que el incremento de precios de nafta,
lubricantes, neumáticos, repuestos y otros insumos, tornaba dificultoso mantener
la regularidad del servicio.
Consultada
sobre el asunto, Contaduría General
rechazó esta pretensión y sugirió llamar a una nueva licitación. Sin embargo,
el ministro resolvió disponer el aumento de la asignación según lo solicitado,
aunque los fundamentos para otorgarla fueron, extrañamente, distintos.
¿Favoritismo político quizás? Solo cabe especular.
Ese
año Roldán operó una vez más la mensajería, manteniendo en carrera sus dos
automóviles “Berliet” que marchaban con toda regularidad. Y lo mismo se repitió
durante 1922.
En
1923 se modificaron algunos servicios y por primera vez se licitó una mensajería
automóvil entre la estación Bialet Masse y Tanti Viejo. Su finalidad fue la de
trasladar hasta la villa serrana a los veraneantes que viajaban en el Ferrocarril
del Estado, y llevar además la correspondencia en reemplazo del correo a
caballo, servicio que fue suprimido.
Se
presentaron varias propuestas, todas de residentes locales, entre ellas la de
nuestro conocido empresario tantinense. Las diferencias entre ellas eran notables,
siendo la de Roldán la más cara.
Con
el propósito de adjudicar con acierto, el ministro de Gobierno requirió del
Jefe Político de Punilla un informe sobre las condiciones particulares de los
interesados en prestar el servicio.
El
funcionario departamental respondió que, a su juicio, Federico Roldán, “[…] persona de reconocida solvencia
material y moral”, era el indicado. Sin duda, un apoyo determinante de su
amigo Mackay Gordon.
En
cuanto a la licitación de la mensajería Córdoba – Tanti para el año 1924,
Roldán propuso hacer correr sus dos automóviles franceses, agregando un coche
Ford como refuerzo y un camión para trasladar el equipaje.
Finalmente,
el 27 de diciembre de 1923 le fue adjudicado el nuevo servicio entre Tanti y
Bialet Masse, pero para su sorpresa, perdió la ruta entre Córdoba y Tanti en
manos del ignoto José Pendinia, quien ofreció hacerlo por 100 pesos mensuales.
No
se sabe por qué el gobierno, contradiciendo su propio criterio, decidió aceptar
la propuesta de un oferente sin antecedentes ni garantías de poder operar
satisfactoriamente un servicio que durante el verano tenía alta demanda, por
una subvención, a todas luces, insuficiente.
Este
hecho debe de haber sido desmoralizante para Federico Roldán, pero él estaba
acostumbrado a los reveses y daría pelea por “su” mensajería.
Roldán
tenía una carta fuerte para jugar, y lo hizo merced a sus relaciones políticas.
El
8 de agosto de 1924, la Legislatura de Córdoba, con acuerdo de ambas Cámaras,
sancionó la ley Nº 3349 “Autorizando a contratar con Federico Roldán servicio
de automóvil entre esta ciudad y Tanti”
Esta
ley le otorgó la concesión de la ruta de Córdoba a Tanti, por el término de cinco
años, a contar desde el 1º de enero de 1925.
Asimismo
estableció que el servicio debía hacer correr diariamente, durante el verano, –excepto
domingos- dos coches con capacidad para ocho pasajeros cada uno, y un tercer
vehículo adicional en caso que la demanda lo exigiera. El resto del año la
frecuencia sería de dos viajes semanales.
También
fijó que la subvención a pagar no debía exceder los $500 mensuales.
Sin
duda fue una ley hecha a la medida de Federico Roldán, favorecido por su amistad con el influyente Ramón J. Cárcano.
Esta
ley permitió la contratación directa, sin licitación, del servicio ofrecido por
Roldán, con ventajas notorias para este: estabilidad, continuidad,
previsibilidad, y seguros ingresos.
De
esta manera Federico Roldán obtuvo la exclusividad de la línea entre Córdoba y
Tanti por largo tiempo; además conservó la concesión de la mensajería de Tanti
a Bialet Masse.
Al
finalizar la década de 1920, Tanti se ocupaba un lugar preferencial entre quienes
gustaban de pasar sus vacaciones en ese vallecito acogedor, rodeado de una naturaleza agreste.
Llegar
hasta este lugar solo era posible en automóvil, y para quienes no lo poseían,
la mensajería de Federico Roldán prestaba un invalorable servicio.
Por
lo tanto, buena parte del mérito de la transformación experimentada por esa
antigua posta sobre el camino nacional que cobijó a extenuados viajeros venidos
de San Juan, puede atribuírsele a la iniciativa de nuestro visionario
personaje.
Entre
sus muchos adelantos, Tanti tenía una oficina postal que distribuía
correspondencia en una amplia zona, merced a los servicios de los correos a
caballo.
Con
esta combinación sus servicios se extendían hacia el oeste, alcanzando
poblaciones del Departamento Pocho, tras la Sierra Grande; y hacia el sur, para llegar a Cabalango y
Copina, recorriendo las estancias de las Pedanías San Roque y Santiago.
Cada
temporada decenas de veraneantes, procedentes de la ciudad de Córdoba, colmaban
casas, hospedajes y pensiones del pueblo. Otros, arribaban de lugares más
lejanos como Buenos Aires y Rosario, preferían hospedarse en el renombrado
hotel de Villa García.
El
hotel de Villa García, pequeño caserío localizado unos kilómetros antes de
llegar a Tanti, fue construido por el señor Manuel del Rio en la década de
1910.
Sus
instalaciones estaban a la altura de los
mejores establecimientos de la época: salón de fiestas, habitaciones con baños
privados, agua corriente, luz eléctrica, piscina, cancha de tenis, jardines,
parque, y las aguas del arroyo a escasos metros.
Si bien la mensajería no los llevaba hasta el hotel, localizado unos kilómetros antes de Tanti, pero alejado del camino, un automóvil del establecimiento los esperaba en el lugar de paso para conducirlos hasta el mismo.
UN FINAL INESPERADO
Cuando
Federico Roldán murió repentinamente, el 15 de marzo de 1936, el pueblo entero
se conmocionó por la pérdida de su más importante hacedor.
Su
sepelio convocó a personas de toda clase y condición, tanto del lugar como de
pueblos vecinos. No faltaron referentes del Partido Demócrata, entre ellas
Ramón J. Cárcano, quien improvisó un discurso de despedida, Elogiando la
personalidad y trayectoria de su amigo.
Con
Roldán también murió su mensajería. Otro personaje se hizo cargo de los
servicios y pronto el nombre de “Zárate” comenzó a ser invocado como sinónimo
del transporte de pasajeros entre Córdoba y Tanti.
Pero
eso ya es otra historia...
ACLARACIÓN:
Con respecto al texto precedente, cabe aclarar que los sitios mencionados como “Las
Playas”, “Chacarilla”, “Paraíso” y “San Roque”, nombres actualmente
desconocidos, se corresponden con la Escuela de Aviación, empalme Alta
Gracia, country “Las Tejas IV” y Villa
Carlos Paz, respectivamente.
Como siempre, agredecido por tu trabajo de recopilación histórica y la gentileza de permitirme publicarlo en mi sitio. Esto vale como forma de comunicarte que ya está allí, aunque el horario de finalizado sea tarde.
ResponderEliminarVamos acercándonos a dar cuenta del transporte en ese corredor con la progresión que en el siglo XX ha estado marcada por Roldán, Zarate, Sierras de Tanti y C.O.T.A.P.