1888: Los Puentes del San Roque

En 2019 un nuevo puente fue incorporado al paisaje urbano de nuestra ciudad. Se lo bautizó, tal vez tardíamente, “Puente del Centenario”, y es exclusivamente peatonal.

      Su diseño futurista, de líneas esbeltas y dinámicas, contrasta notoriamente con el primer puente que se construyó para sortear las aguas del río San Antonio.

Y aunque pocos metros separan el uno del otro, ciento treinta años los sitúa en las antípodas de la historia de Villa Carlos Paz.

Nuestra ciudad fue alguna vez un raleado caserío que surgió en las proximidades del puente construido en 1888, y cuyo origen, reseñado en esta crónica, nos remonta a una época que parece muy lejana, pero, en realidad, no lo es tanto.

Del puente original, hoy solo quedan sus sólidas bases de piedra granítica, parcialmente demolidas. El resto  de la estructura sufrió sucesivas modificaciones a lo largo del tiempo.

En  ciertos casos, se sustituyeron algunas de sus partes, en otros, hubo que reemplazar las vigas principales, atacadas por el óxido y la fatiga de material.

       Además, diseñado para ser utilizado por los carruajes de la época, debió ser adecuado al paso de automotores de todo tipo, siendo reforzado,  ensanchado y pavimentado.

Así, nuestro viejo puente central, al que algunos planificadores urbanos quieren ponerle fecha de defunción, sigue siendo protagonista de la historia de la ciudad.

Para comprender su importancia, haremos un viaje en el tiempo, remontándonos a la época en que se gestó el dique San Roque y la consecuente necesidad de replantear la traza del camino que llevaba desde Córdoba a Cosquín, ya que el valle de San Roque sería inundado al finalizar las obras.

El llenado del embalse San Roque hizo desaparecer un pueblo, pero dio origen a otro que heredó su nombre, aunque el nuevo, rápidamente, dejó atrás cualquier semejanza con el anterior.

De la mano de Carlos Nicandro Paz, este núcleo de población que tuvo como eje de expansión el camino a CosquÍn, evolucionó hasta convertirse en un exitoso destino vacacional.

El marco natural era magnífico; el lago, los ríos y los arroyos que modelaban el paisaje, ejercían comprensible atracción sobre los habitantes de la gran ciudad.

Carlos Paz avizoró la ventaja de poseer estos dones de la naturaleza dentro de sus dominios, y decidió convertir su establecimiento ganadero en una villa turística.

El puente de piedra, hierro y madera constituía un  elemento estratégico que favorecía su proyecto, ya que era el paso obligado de todo viajero que se dirigiera hacia el norte de Punilla, ó bien viniera de él.

       Desde su inauguración en 1889 y hasta fines de la década de 1910, las personas reconocían este lugar como “Los Puentes del San Roque”, ó,  simplemente, “Los Puentes”.

Pero, ¿de cuáles puentes estamos hablando?

 

VIAJE AL VALLE EXTINTO

Cuando en 1886 comenzó la construcción de un dique con la finalidad de regular las aguas del río Primero y asegurar  el riego de “Los Altos” de la ciudad de Córdoba, debió considerarse la rectificación del camino que atravesaba el valle de San Roque.

Esta carretera tenía su punto de inicio en la plaza de carretas localizada en el lugar conocido hoy como “la rotonda del ala”), en el límite sur de la ciudad de Córdoba.

        Desde allí partía el llamado “camino a San Roque”, una vía bastante transitada por los habitantes de los valles serranos que traían a la capital productos regionales y llevaban mercadería a sus poblados.

El camino tomaba dirección sur. El primer tramo permitía transitarlo con rapidez. Unos kilómetros más adelante cruzaba el paraje denominado “Las Playas”, lugar donde peleó su última batalla el “Chacho” Peñaloza, en la agonía de su cruzada federal.

En este mismo paraje, sesenta años después, se construiría una fábrica de aviones, artefactos inimaginables para aquel curtido caudillo.

El camino seguía rectilíneo por una planicie suavemente ondulada, cubierta de monte. En los lugares deprimidos, durante la época de lluvias, se acumulaba el agua, tornando el camino cenagoso, convirtiéndose en la pesadilla de los cocheros.

Poco después se alcanzaba el caserío de Yocsina y la Posta de Causana.  A partir de allí el camino ascendía gradualmente, viboreando entre elevaciones que anunciaban la inminente presencia de la Sierra Chica.

Luego la carretera tomaba dirección oeste,  siguiendo el rumbo de la “Quebrada Honda”, un corredor natural que llevaba  hasta la quebrada del río Primero,

En el punto donde hoy encontramos el "empalme Alta Gracia"  se desprendían hacia el sur un camino secundario hacia la Estancia “El Paraíso”, y otro de herradura hacia el suroeste que conducía a San Antonio de Arredondo, siguiendo el curso del arroyo “Los Morteritos”.

Atravesando sin dificultad las tierras de Rudecindo Paz, se llegaba al filo de la Sierra Chica.

      Desde este sitio privilegiado los viajeros podían contemplar la inmensidad del valle de San Roque, enmarcado por las sierras en todo su contorno.

En un día luminoso, se divisava con facilidad los ríos y arroyos que lo surcaban, los campos cultivados, los azudes y canales de riego, y, en el fondo del valle, un grupo de casas que denotaban una población numerosa y activa.

Era el pueblo de San Roque, el más importante del sur de Punilla, situado en la proximidad de la confluencia de los ríos San Roque y Cosquín.

Pero llegar al valle no era cosa fácil. Desde el filo de la sierra el camino descendía con fuerte pendiente. Subir o bajar por ella era riesgoso, y solo recomendable para cocheros experimentados. Los accidentes por rodaje descontrolado eran frecuentes.

Al final de la cuesta, del camino se desprendía una huella con dirección al sur; de continuarse por ella, se llegaba a San Antonio de Arredondo, población localizada a dos leguas de distancia.

El camino principal continuaba hacia el oeste con suave declive, pasaba por delante de la casa de la familia Paz, y, casi inmediatamente, se llegaba a la margen del río San Roque, también denominado San Antonio.

Había allí un vado construido con piedras bola, afirmadas con maderos, formando un lecho pedregoso que facilitaba el paso de los carruajes.

       Al cruzar el rio se ingresaba a la estancia de la familia Cabanillas Toranzo, encontrándose enseguida la entrada al pueblo.

San Roque era un caserío algo disperso; sus casas estaban rodeadas de alamedas que las protegían del viento, tórrido en verano, helado en invierno. Las huertas, los árboles frutales, los sembradíos y los animales de corral, estaban presentes por doquier.

 Como todo pueblo que se precie, San Roque tenía una pequeña capilla, y una escuela humilde con escasos alumnos.

Había en el lugar una posta a cargo de los Cabanillas, donde los pasajeros de la mensajería a Cosquín podían reponerse de los barquinazos del viaje, mientras el encargado atendía a la caballada.

Dejando atrás San Roque, el camino continuaba a través del valle, a cierta distancia de la margen derecha del río Cosquín, que en ese sector corría de Oeste a Este hasta confluir con el río San Roque, y formar entre ambos el río Primero.

En las estribaciones de las Sierras Grandes, el camino se bifurcaba; la vía principal torcía hacia el Norte, cruzaba el arroyo Las Mojarras, y continuaba por el valle de Punilla.

El otro camino llevaba hacia el Oeste, pasando por la población de Tanti-Cuchi, y más allá, hasta Traslasierra por el macizo de Los Gigantes.

 

EL ORIGEN DE “LOS PUENTES”

Pero este recorrido través del valle estaba condenado a desaparecer con la construcción del dique San Roque, así como ocurriría con los edificios y demás construcciones del pueblo homónimo.

En 1890 todo quedaría bajo las aguas del embalse, razón por la cual el gobierno debía construir un nuevo camino a Cosquín, cabecera del Departamento Punilla.

Con este propósito, el personal de la oficina Vías de Comunicación y del Departamento Topográfico pusieron manos a la obra, y el 20 de julio de 1888 se aprobó el contrato de construcción de la nueva carretera a cargo de la empresa “Guillermo Perkins y Cia.”.

No se pudo establecer si se trató de una contratación directa, o bien, si se realizó la formal licitación. En todo caso, dicha empresa era muy conocida en la época por sus obras viales.

La traza proyectada rodeaba el futuro lago por el sur, desde la Cuesta de San Roque hasta su empalme con el camino anterior en Las Mojarras.

Pero la concreción del proyecto no era tarea simple; buena parte de su recorrido atravesaba terreno escarpado y pedregoso.

Además, debían construirse puentes para sortear tres cursos de agua en lugares poco amigables para los ingenieros.

El primer puente debía permitir el cruce del río San Roque, de régimen irregular, con caudal mínimo durante el invierno pero con grandes crecientes estivales.

El segundo puente debía construirse sobre el río Los Chorrillos, de menor importancia que el anterior pero que corría por una quebrada en el sitio elegido para emplazarlo.

     El tercer puente cruzaría sobre el arroyo Las Mojarras, el menor de los tres,  y por lo tanto, de fácil resolución.

Debido a las características morfológicas del sitio elegido para emplazar el puente sobre el rio San Roque, resultaba necesario construirlo en curva, algo bastante inusual para la época.

       Esta exigencia se resolvió mediante el empleo de cuatro puentes independientes, uno a continuación del otro, acomodados de tal manera que formaran la curva deseada. Si bien sus estructuras de hiero y madera eran similares, los tramos no tenían la misma longitud.

       En primer lugar, tenemos un tramo principal, de 20 metros de largo, que cruzaba el cauce del río; le seguían tres tramos más cortos, uno de 12 metros y dos de 10 metros, dispuestos, como se mencionó, en forma radial.

El conjunto estaba apoyado sobre estribos en ambos extremos, y a lo largo, en tres formidables pilares, fundados en el basamento rocoso, todo construido con piedras graníticas, asentadas en cal hidráulica. Los pilares eran verdaderas fortalezas concebidas para soportar los embates del río ¡Y vaya si lo han hecho!

Se dice que el granito utilizado fue extraído de una cantera al pie de la Sierra Chica, donde hoy se encuentra el Complejo Aerosilla.

Como se advierte, nuestro emblemático puente central, fueron en sus orígenes, no uno, sino cuatro puentes articulados entre sí.

Por tal razón se llamó a este sitio, desde el principio, “Los Puentes del (rio) San Roque”, ó, sencillamente, “Los Puentes”, nombre que se hizo extensivo al pueblo que surgió allí al poco tiempo.

      Nada tuvieron que ver en esta denominación los puentes de Los Chorrillos y de Las Mojarras, versión difundida con insistencia durante años, pero que, en realidad, se trata de una deducción errónea.

      Debe tenerse en cuenta que, en el momento de realizarse esta obra, el lugar estaba, prácticamente, desierto. No había otra manera de referirse a él que no €aludiera a la original construcción.

En cuanto al puente sobre Los Chorrillos, que todos conocemos como “puente negro”, se construyó años después, ya que el avance de las obras fue lento.

Para llegar hasta Cosquín o Tanti, los viajeros continuaron cruzando por los vados de Estancia Vieja y Cabalango, hasta que en 1909 se habilitó por completo el recorrido del nuevo camino.


Foto colección Eldor Bertorello


CONTRATO SOBRE UN CAMINO DE SAN ROQUE A COSQUÍN

El Director del Departamento Topográfico debidamente autorizado, por una parte ,y los señores Guillermo Perkins y Compañía por la otra ,han convenido en lo siguiente.

Artículo primero: los señores Perkins y Compañía se comprometen a construir un camino carretero que, partiendo del Río San Roque y siguiendo la traza establecida por el Departamento Topográfico vaya a empalmar con el que actualmente va a Ccosquín.

Articulo segundo: los señores Perkins y Compañía construirá el camino de conformidad a los planos, especificaciones y detalles formulados por el Departamento Topográfico de los que se entregaron dos ejemplares, uno de ellos a los contratistas.

Artículo tercero: el Departamento Topográfico para el replanteo e inspección de las obras como lo dispone el decreto sobre Obras Públicas.

Artículo cuarto: el excelentísimo Gobierno pagará las obras mensualmente en vista de los certificados que expide el inspector y de conformidad a los precios siguientes: 1) por cada hectárea de limpieza y emparejamiento del terreno $30 moneda nacional. 2) por metro cúbico de movimiento de tierra 1º categoría 35 centavos moneda nacional, 2º categoría dos pesos 40 centavos moneda nacional. 3) por metro cúbico de mampostería ordinaria $10 moneda nacional. 4) por metro cúbico de toma de las juntas con mezcla hidráulica $1.50 moneda nacional. 5) por cada puente de 20 metros de luz concluido $5.980 moneda nacional. 6) por cada puente de 12 metros de luz concluido $4.000 moneda nacional. 7) por cada puente de 10 metros de luz concluido $3.650 moneda nacional por cada alcantarilla de 8 metros $1250 moneda nacional. 8) por cada metro cúbico de mampostería de piedra en seco $1.50 moneda nacional.



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